Interpretación
de los sueños. Sigmund Freud
1900,
aparece la obra de Freud la interpretación de los sueños, donde se
sientan las bases de la terapia psicoanalítica; y se da un empujón al concepto
de esquizofrenia.
- Los comentarios sobre
la obra interpretación de los sueños son:
- Los conflictos con
el consciente (vida cotidiana) e inconciente ( mundo onírico y sueño)
- No expresar lo que
sientes en el mundo real, lleva a una lucha por resolver tus problemas
aunque sea oníricamente.
Alucinaciones:
- Deber ser y lo que
quieres ser.
- Sueños (situaciones de
deseo + o -).
Todo
lo anterior puede llevar a una psicopatología según Freud
Para
Freud, el enfermo psicótico sustrae gran parte de su carga a los objetos
libidinales y al mundo en general; vive en su espacio interior y, en
consecuencia, no puede tener acceso al psicoanálisis.
Relaciones Objétales y Mecanismos de Defensa
- Melanie Klein.
Lo que Freud describió es para Melanie Klein, la
culminación de un proceso que comienza mucho más temprano y la forma en que el
niño entre y abandone la etapa final del complejo de Edipo, dependerá de las tendencias y ansiedades
vividas en la etapa temprana.Este periodo temprano comparado con el desarrollo ulterior del
complejo de Edipo, tiene una imagen
necesariamente más intrincada, por que el yo del niño es más inmaduro y
se halla bajo el influjo de fantasías inconcientes.
En la perspectiva Kleiniana, se
considera que el bebé tiene un yo en funcionamiento desde el primer momento de
vida, y durante su primer año, el lactante tiene dos modos fundamentales de funcionar.
En el primer momento de desarrollo –
los primeros tres meses de vida – el niño atraviesa la llamada posición equizo-paranoide,
que se caracteriza por la relación con objetos parciales (el pecho de la madre
básicamente) y el predominio de la
disociación como mecanismo de defensa
del yo inmaduro. La falta de cohesión que existe en el yo temprano del bebé, y
el uso de mecanismos de disociación,
hace que el niño viva a los objetos
(pechos de la madre) como “buenos” o
“malos”, que se corresponden con sus sentimientos o vivencias de gratificación
o frustración. El bebé, para obtener satisfacción necesita del objeto (la madre
o sustituto materno), lo desea cuando experimenta sus necesidades, y posee en
su fantasía cuando esta satisfecho.
Cuando el bebé es acariciado y gratificado
por su madre, siente que posee el “pecho bueno” y lo ama; en estados de hambre
o dolor, el bebé no cree que el dolor sea parte del mismo, y siente que es la
madre (el pecho) la responsable de su dolor, de modo que la odia. M. Klein, a
lo largo de toda su labor, ha centrado
el interés sobre la ansiedad como el
elemento más dinámico en la frustración y el más conflictivo, y descubrió que
el tipo más primitivo de temor, es el temor de los objetos persecutorios: al
principio, “el pecho malo”. En conjunto, a este temprano modo de funcionar con
la ansiedad paranoide que predomina en
él, es a lo que llamo posición esquizo-paranoide.
La ansiedad paranoide se debe a la
proyección de tendencias destructivas del bebé en un objeto u objetos, a los
que entonces el niño siente como perseguidores. Es decir, la ansiedad esta
referida a que estos perseguidores lleguen a dañar al yo y al objeto.
Esta posición es una constelación de
relaciones con los objetos y ansiedades caracterizada por la experiencia del
bebé de atacar a una madre, a quien ama con ambivalencia, y el temor a perderla
como objeto interno y externo. Esta experiencia origina en el bebé dolor, sentimientos de culpa y pérdida. La
ansiedad que predomina es la ansiedad expresiva, motivada por la posibilidad de
que la propia agresión del bebé dañe a la madre y a su interior. Se la experimenta por objeto y por el yo, que en
identificación con el objeto, se siente amenazado.
M. Klein introdujo el concepto de
identificación proyectiva para designar un mecanismo de defensa del yo que se traduce en fantasías en las que
el sujeto introduce su propia persona,
en su totalidad o en parte, en el interior del objeto para dañarlo,
poseerlo y controlarlo. Es el resultado de la proyección de partes del yo en un
objeto. Puede tener como consecuencia que se perciba al objeto como si hubiese
adquirido las características de la
parte proyectada del yo, pero también puede resultar que el yo llegue a
identificarse con el objeto de su
proyección.
El complejo de Edipo - según M. Klein - comienza a desarrollarse en la posición
depresiva. Cuando el bebé percibe a su madre como persona, cambia su relación
con ella y su percepción del mundo. Reconoce a las personas como seres
individuales y separados y con relaciones entre sí. Advierte el vinculo que
existe entre su padre y madre, siente que sus padres no son solo objetos para
sus necesidades y deseos, sino que poseen una vida propia y en común.
Por cierto sucede que el bebé percibe las relaciones entre los otros de forma muy distinta a como perciben los niños de mayor edad o los
adultos. La proyección desfigura sus percepciones, y cuando se percata de la
relación amorosa que existe entre sus padres, proyecta en ellos sus propios deseos
amorosos y hostiles.
La satisfacción que experimenta en su
relación con el pecho permite al niño dirigir sus deseos hacia nuevas fuentes de bienestar. También
las situaciones de frustración vividas en relación con el pecho, y ante
ansiedades paranoides y depresivas experimentadas con la madre y su pecho,
hacen que el padre (el pene) se
convierta, tanto para la niña como para el varón, en un objeto alternativo de
deseo hacia el que la criatura se puede
dirigir apartándose del pecho.
La frustración y la satisfacción moldean la relación del
niño con el pecho. Estas dos relaciones en conflicto con el pecho de la madre
son trasladadas a la relación ulterior con el pene del padre. La frustración
sufrida en la relación anterior con el pecho aumenta las exigencias y la
confianza en la nueva fuente de satisfacción, estimulando el amor hacia el
nuevo objeto, del que se anhela recibir auxilio y seguridad. El desengaño
inevitable refuerza la regresión por momentos hacia el primero objeto, el
pecho. Por lo tanto, según las ocasiones, cada objeto puede convertirse en
bueno o malo.
El niño introyecta sus objetos desde el comienzo. Por introyección se
entiende el proceso por medio del cual el sujeto hace pasar, en la fantasía,
desde fuera hacia adentro suyo, objetos y cualidades inherentes a estos. Es un
proceso que guarda íntima relación con la identificación. Las relaciones
inconcientes del pecho de la madre y el pene de su padre se establecen dentro
del yo del niño y forman el núcleo del superyo.
Referencias:
Consultor
de psicología infantil y juventud. Editorial Océano. España.
Evolución histórica del
concepto de esquizofrenia Obtenido en: http://www.foxitsoftware.com
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