martes, 21 de agosto de 2012

Teoria psicodinámica en la esquizofrenia



Interpretación de los sueños. Sigmund Freud

1900, aparece la obra de Freud la interpretación de los sueños, donde se sientan las bases de la terapia psicoanalítica; y se da un empujón al concepto de esquizofrenia.
  • Los comentarios sobre la obra interpretación de los sueños son:
  • Los conflictos con el consciente (vida cotidiana) e inconciente ( mundo onírico y sueño)
  • No expresar lo que sientes en el mundo real, lleva a una lucha por resolver tus problemas aunque sea oníricamente.
Alucinaciones:
  • Deber ser y lo que quieres ser.
  • Sueños (situaciones de deseo + o -).
Todo lo anterior puede llevar a una psicopatología según Freud
Para Freud, el enfermo psicótico sustrae gran parte de su carga a los objetos libidinales y al mundo en general; vive en su espacio interior y, en consecuencia, no puede tener acceso al psicoanálisis.

Relaciones Objétales y Mecanismos de Defensa -  Melanie Klein.

Lo que Freud describió es para Melanie Klein, la culminación de un proceso que comienza mucho más temprano y la forma en que el niño entre y abandone la etapa final del complejo de Edipo,  dependerá de las tendencias y ansiedades vividas en la etapa temprana.Este periodo temprano  comparado con el desarrollo ulterior del complejo de Edipo, tiene una imagen  necesariamente más intrincada, por que el yo del niño es más inmaduro y se halla bajo el influjo  de   fantasías inconcientes.
En la perspectiva Kleiniana, se considera que el bebé tiene un yo en funcionamiento desde el primer momento de vida, y durante su primer año, el lactante tiene dos  modos fundamentales de funcionar.
En el primer momento de desarrollo – los primeros tres meses de vida – el niño atraviesa la llamada posición equizo-paranoide, que se caracteriza por la relación con objetos parciales (el pecho de la madre básicamente)  y el predominio de la disociación como  mecanismo de defensa del yo inmaduro. La falta de cohesión que existe en el yo temprano del bebé, y el uso  de mecanismos de disociación, hace que el niño viva a  los objetos (pechos de la madre) como  “buenos” o “malos”, que se corresponden con sus sentimientos o vivencias de gratificación o frustración. El bebé, para obtener satisfacción necesita del objeto (la madre o sustituto materno), lo desea cuando experimenta sus necesidades, y posee en su fantasía  cuando esta satisfecho.
Cuando el bebé es acariciado y gratificado por su madre, siente que posee el “pecho bueno” y lo ama; en estados de hambre o dolor, el bebé no cree que el dolor sea parte del mismo, y siente que es la madre (el pecho) la responsable de su dolor, de modo que la odia. M. Klein, a lo largo de  toda su labor, ha centrado el interés  sobre la ansiedad como el elemento más dinámico en la frustración y el más conflictivo, y descubrió que el tipo más primitivo de temor, es el temor de los objetos persecutorios: al principio, “el pecho malo”. En conjunto, a este temprano modo de funcionar con la ansiedad paranoide  que predomina en él, es a lo que llamo posición esquizo-paranoide.
La ansiedad paranoide se debe a la proyección de tendencias destructivas del bebé en un objeto u objetos, a los que entonces el niño siente como perseguidores. Es decir, la ansiedad esta referida a que estos perseguidores lleguen a dañar al yo y al objeto.
Esta posición es una constelación de relaciones con los objetos y ansiedades caracterizada por la experiencia del bebé de atacar a una madre, a quien ama con ambivalencia, y el temor a perderla como objeto interno y externo. Esta experiencia origina en el bebé  dolor, sentimientos de culpa y pérdida. La ansiedad que predomina es la ansiedad expresiva, motivada por la posibilidad de que la propia agresión del bebé dañe a la madre y a su interior. Se la  experimenta por objeto y por el yo, que en identificación con el objeto, se siente amenazado.
M. Klein introdujo el concepto de identificación proyectiva para designar un mecanismo de defensa  del yo que se traduce en fantasías en las que el sujeto introduce su propia persona,  en su totalidad o en parte, en el interior del objeto para dañarlo, poseerlo y controlarlo. Es el resultado de la proyección de partes del yo en un objeto. Puede tener como consecuencia que se perciba al objeto como si hubiese adquirido  las características de la parte proyectada del yo, pero también puede resultar que el yo llegue a identificarse con el objeto  de su proyección.
El complejo de Edipo -  según M. Klein -  comienza a desarrollarse en la posición depresiva. Cuando el bebé percibe a su madre como persona, cambia su relación con ella y su percepción del mundo. Reconoce a las personas como seres individuales y separados y con relaciones entre sí. Advierte el vinculo que existe entre su padre y madre, siente que sus padres no son solo objetos para sus necesidades y deseos, sino que poseen una vida propia y en común.
Por cierto sucede que el bebé  percibe las relaciones  entre los otros de forma muy distinta  a como perciben los niños de mayor edad o los adultos. La proyección desfigura sus percepciones, y cuando se percata de la relación amorosa que existe entre sus padres, proyecta en ellos sus propios deseos amorosos y hostiles.
La satisfacción que experimenta en su relación con el pecho permite al niño dirigir sus deseos  hacia nuevas fuentes de bienestar. También las  situaciones  de frustración  vividas en relación con el pecho, y ante ansiedades paranoides y depresivas experimentadas con la madre y su pecho, hacen que el padre (el pene)  se convierta, tanto para la niña como para el varón, en un objeto alternativo de deseo  hacia el que la criatura se puede dirigir  apartándose del pecho.

La frustración  y la satisfacción moldean la relación del niño con el pecho. Estas dos relaciones en conflicto con el pecho de la madre son trasladadas a la relación ulterior con el pene del padre. La frustración sufrida en la relación anterior con el pecho aumenta las exigencias y la confianza en la nueva fuente de satisfacción, estimulando el amor hacia el nuevo objeto, del que se anhela recibir auxilio y seguridad. El desengaño inevitable refuerza la regresión por momentos hacia el primero objeto, el pecho. Por lo tanto, según las ocasiones, cada objeto puede convertirse en bueno o malo.
El niño introyecta sus objetos  desde el comienzo. Por introyección se entiende el proceso por medio del cual el sujeto hace pasar, en la fantasía, desde fuera hacia adentro suyo, objetos y cualidades inherentes a estos. Es un proceso  que guarda íntima relación  con la identificación. Las relaciones inconcientes del pecho de la madre y el pene de su padre se establecen dentro del yo del niño y forman el núcleo del superyo.



Referencias:
Consultor de psicología infantil y juventud. Editorial Océano. España.
Evolución histórica del concepto de esquizofrenia Obtenido en: http://www.foxitsoftware.com
   

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